Por Kevin Twit
Traducción por Ruth Zurielly Martínez
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¡Las emociones no son malas! Pero no son la meta de la adoración, ni un fin en sí mismo.
La adoración es una experiencia formativa (¡nos guste o no!) y necesitamos estar
conscientes de esto en nuestra planeación de los cultos de adoración. ¿Comunicamos que
sólo ciertas emociones son apropiadas en nuestros cultos? (Los Salmos traen todo el rango
de experiencia emocional delante de Dios).
¿Comunicamos que la vida cristiana siempre es divertida y emocionante o que vivir como
discípulo es “una larga obediencia en la misma dirección” (como lo expresa Eugene
Peterson)? Nuestra adoración no debería comunicar algo falso sobre cómo se siente ser
Cristiano. Nuevamente, los Salmos son una guía útil en esto—no muestran a la vida
cristiana en una forma romántica. Esto no significa que la adoración siempre sea sombría y
pesada, pero tampoco debe ser siempre ligera y familiar. Estoy más bien argumentando por
una demostración del carácter de Dios reflejado más plenamente en nuestra adoración. Lo
que vemos con frecuencia es que cada grupo refleja en parte quien es Dios, un grupo se
enfoca en el gozo, otro en la majestad, otro en el asombro y otro en la intimidad con
“Abba” – ¡mas todas estas cosas necesitan ser parte de nuestra adoración!
La postura corporal importa, y también la atmósfera del culto. Los Salmos están llenos
de direcciones para nuestros cuerpos en la adoración, y si no trabajamos en hacer esto parte
de la adoración, entonces comunicamos que el hombre es meramente una mente, o un
manojo de emociones (i.e. nos volvemos gnósticos que niegan la importancia de la
“fisicalidad”). La gente canta diferente parada que cuando está sentada. No voy a decirte
qué hacer cuándo, pero sí quiero que pienses al respecto y que incluyas la postura corporal
cuando pienses en la adoración.
¡La adoración corporativa no se trata de un montón de individuos que adoren en el
mismo cuarto! En nuestra cultura altamente individualista necesitamos estar conscientes
de la tendencia de la gente de ver aún la adoración corporativa como una experiencia
privatizada en la que el único valor de la otra gente en el cuarto es ayudar al individuo a
“perderse en Dios” (¡sea lo que sea que eso signifique!) Debemos orar oraciones
corporativas, leer las escrituras, y confesar nuestra fe usando credos, juntos. Ésta es una
limitación de los coritarios (a menos que incluyas oraciones o credos corporativos en los
tuyos—lo cual no creo haber visto nunca).
¡No queremos ser impulsados por la tradición, pero tampoco queremos ser cortados
de la tradición! Los reformadores protestantes no estaban tratando de reinventar la
adoración, más bien estaban tratando de regresar a la adoración de la iglesia primitiva
quitando de en medio corrupciones medievales. El Espíritu Santo ha estado obrando en Su
iglesia por miles de años y queremos incluir lo mejor de todas las épocas. (Últimamente
creo que estamos viendo un “esnobismo de himnos” que ha entrado a hurtadillas en los
círculos de nuestro ministerio universitario [www.ruf.org], y debemos tener cuidado de no
decir ¡que el Espíritu ya no está inspirando buena música!)
Un llamamiento a la adoración puede ser muy bueno para establecer en la mente de la
gente lo que estamos haciendo ahora. Nos recuerda que la adoración no es algo que
generamos; es una respuesta a Su llamado. Yo encuentro de ayuda (cuando puedo encontrar
la oportunidad) el leer y orar el evangelio en mi corazón antes de intentar dirigir la
adoración. Pero debemos recordar que es posible que no todos estén en el mismo lugar que
tú cuando inicia el culto—tu rol es dirigir, no sólo expresar tu propio corazón.
La Adoración necesita ser Cristocéntrica. Esto no significa que cada canto necesite ser
una presentación del evangelio, pero el servicio como un todo necesita comunicar
fuertemente que ¡todo lo que hacemos es hecho aceptable por Cristo! Hay muchos cantos
de alabanza que no hacen referencia a Cristo o Su obra. Los podemos usar pero deben ser
mezclados en un contexto de tal manera que la gente no crea que puede venir a la presencia
de Dios a través de su propio deseo o sinceridad o fuerza de voluntad. Es apropiado decirle
a Dios lo que quieres hacer (¡siempre y cuando sea verdad y no una mentira!) en el culto
“¡Quiero alabarte Señor!” pero ten cuidado de no planear todo un culto alrededor de lo que
nosotros queremos hacer. Esos cantos son mejores como respuestas a la revelación de Dios
de Su carácter, y Sus promesas. Hay demasiados cultos de adoración que realmente se
tratan de nuestras declaraciones de lo que vamos a hacer. Tomar votos (que es lo que estás
haciendo cuando cantas una canción como ésa) tiene su lugar en el culto, pero nunca debe
ser hecho a la ligera.
¡La Adoración no es sólo cantar! ¡El sermón, las oraciones, y los sacramentos también
son adoración!
Piensa teológicamente sobre el orden de las canciones. Creo que es bueno dar a conocer a
la gente cuál será el tema al principio del culto y planear cantos, oraciones, y lecturas que
desarrollen el tema. Yo ordeno los cantos de tal manera que tengan sentido teo-lógico. Por
ejemplo, Rom 2:4 dice que la misericordia de Dios está diseñada para llevar al
arrepentimiento y por lo tanto a veces estructuraré una confesión de pecados después de un
canto que declara el evangelio. Pero en otras ocasiones tendré un canto que declare el
carácter de Dios primero, lo que nos lleva a la confesión al ver quién es Él. No existe un
orden “correcto” pero sí pienso que deberíamos pensar al respecto en lugar de simplemente
elegir un montón de cantos que nos gustan y que no hemos cantado en algún tiempo.
Observar otras liturgias te puede dar algunas muy buenas ideas con respecto a la forma de
ordenar los elementos en un culto de adoración.
Indelible Grace 2005
http://www.igracemusic.com/resource/articles/thoughtsonworship.htm